Orden, orden, orden, orden.
Bonita disyuntiva.
El caos forma el orden-
y el orden forma parte del caos.
El amor es un caos,
donde se entrelazan vidas
para ordenarse,
caóticamente,
sin hoja de ruta
hacia un destino incierto.
¡Qué bonito el amor...!
desordenado.
¡Qué difícil amar...!
con tanto caos.
El amor es una enredadera,
que sube,
se enreda,
causa desorden
y molestias.
Pero no nos olvidemos de las vivencias
preciosas
que éste causa,
con tanto caos
ordenado.
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