dimarts, 22 de maig del 2018

Tormenta

Mientras, el pequeño Pablo divisaba en el horizonte la tormenta que estaba por llegar. La partida de Parchís que había terminado ya le seguía dando que pensar. Quería escribir, pero- ¿cómo sería aquello? Más allá de redacciones impuestas en el colegio nunca había revelado ningún secreto a un folio en blanco. 
''¿Quién nos trae la tormenta?'', inquirió para si mismo. La lluvia, caótica, le conmovía profundamente. Lo cierto es que tenía ganas de tormenta. Las gotas y su sonido, ritmo frenético sobre la superficie, le fascinaban. Podría ser caótica, pero- ¿no estaba a la vez ordenada?.

Llegó de súbito, empapando a todo aquel valiente que se atreviera a desafiarla. Pablo salió al patio trasero de su casa, se desnudó, y bailó con su buena amiga la lluvia. Era un baile frenético y sinuoso, ajetreado pero ordenado. ''Paradoja curiosa, orden dentro de mi querido caos'', pensó Pablito, a la vez que su cuerpo dibujaba bajo el agua un bonito espectáculo, sin duda alguna digno de contemplar.

Una vez pasadas las precipitaciones acuosas nuestro querido protagonista, satisfecho consigo mismo por aquel baile caótico y ordenado, entró en su vivienda y encendió su pc. Se disponía a redactar, punto a punto y coma a coma, una historia en la cual tendrían mucho que decir aquel orden en el que caían las gotas del cielo, que, sin embargo y paradójicamente, se desmoronaban formando un bonito caos.

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