Carcelero de su alma,
defraudada su ambición,
no sabía si iba o venía
tal era su desazón.
En su alma sólo cabía
negrura, frustración
cuando había alcanzado el cielo
cayó, de súbito, en la depresión.
Pero el cielo no era tal,
era sólo imaginación
realidad aparente,
provista de pasión.
Pasión que se perdía
por los recovecos del error,
gloria que se transmutaba
en una caída con dolor.
Caída libre, en picado
hasta la perdición,
caída de un edén
que se mostró falso, aterrador.
Aterrador sin duda,
dióse cuenta con antelación
antelación que sirvió de poco,
pues sumido estaba en el montón.
El montón de mierda
que formaba su perdición,
perdición alcanzada
mediante una escalada de terror.
Un soneto del camino
de un aventurero cabrón
un soneto me he propuesto
para alcanzar la comprensión.
Comprensión que ni llega
ni lo hará, con convicción
lo digo porque lo siento,
lo digo con el corazón.
Negro corazón tan blanco
rojo a la luz del sol
el astro que ilumina
la negrura de la iluminación.
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